miércoles, 19 de marzo de 2008

LA VIDA CONTINUA...


Hoy se cumplen diez días desde la partida de Papá y no había podido actualizar esta página… a los amigos que la siguen mis disculpas…Dos días antes del viaje de las mariposas de papa, el viernes 7 de marzo, estuvimos en casa de mi buen amigo Pedro Vivas donde agregamos a nuestra gran lista de amigos a tres nuevas y encantadoras personas como lo son: Arny Orozco y su señora Silvia, amigos de los Vivas y a David Quintero, novio de mi prima Maria Alejandra –hija de mi primo, primo hermano; Hernan Arévalo y Marielena de Arévalo- Arny Orozco es un caraqueño nato quien invirtió en la Isla comprándose una casa para su futuro retiro de los años dorados, como lo estamos haciendo todos al ver acercarse y cada vez mas cerca…nuestro eminente retiro.
Como la mayoría de nuestras reuniones terminan en Kareoke y los mas dotados hacen galas de sus voces, esa noche no fue diferente, la señora Orozco canto acompañada por Luisita Fermin y con el Chivo en el cuatro nos deleitaron un buen rato. Mi primo, primo hermano solo “tara-reaba” las canciones, que es lo mas que sabe en cuanto a canto se refiere, mientras yo acompañaba con el rayo (de queso) que es el único instrumento afinable que toco. Los tórtolos solo se limitan a escuchar y entrelazar sus miradas… Los amigos de Pedro Ignacio enganchados con su música y sus pláticas de juventud. Mi primo, primo hermano pensando en su retorno del día siguiente y su vía crucis para salir de la Isla por vía marítima, mas las cinco horas de carretera hasta San Juan de Los Morros. Sin imaginar nunca que en menos de doce horas estaría de regreso en la Isla para cumplir con lo él llama un deber de familia. (no se imagina como se aprecia).
Bueno la vida continua y no me atrevo a mencionar nombres, pero no quisiera dejar pasar el momento para agradecerle a todos por todas las expresiones de sentimiento, manifestaciones de afecto, amistad, solidaridad; sentidas en toda la familia, provenientes de tantas personas e instituciones que nos acompañaron con su presencia y/o con sus palabras de aliento. Y como lo escribió una vez papa: “… las alas del tiempo me llevarán contigo”.